Gordo y cabrón por condena



Como ya he apuntado en otras ocasiones, los motivos por los que uno se convierte en gordo pueden ser variados. En mi caso, es una cuestión de una condena impuesta; un castigo de divino motivado seguramente por la envidia.

Después del inmerecido chasco de engordar 400 gramos en la última semana, hice de mi capa un sayo y me propuse sorprender a todos con una semana inmaculada, rebosante de gimnasios, proteinas y elecarnitinas. El mismo martes me llevé mi macuto a la oficina con la ropa deportiva y me preparé meticulosamente el sobrecito mágico diluido en agua que me fui tomando durante el día.

La primera en la frente y nada más llegar. Mi idea era comer esta semana como un pajarito y, sobretodo, no probar ni una pizca de alimentos que no estén en mi lista de lo comestiblemente correcto. ¿No quieres caldo? Pues dos tazas... al dejar la chaqueta me encuentro con dos bandejas enormes y espléndidas llenas de minibocatas, minicrusanes, minipizzas y otras minidelicias. El cumpleaños de un compañero es algo infranqueable así que con todo el dolor de mi magullado pecho decido que ya compensaré en el gimnasio y que un día es un dia.

Me llevé además unas cuantas bolsitas de infusiones variadas, con el objetivo de suprimir los cafés o al menos limitarlos. Pues no hubo huevos. No me preparé ni una infusión y creo que m cepillé cuatro cortados, algunos con azucar en lugar de sacarina. "No es para tanto", pensaréis. Pues no. No de momento.

Acaba mi jornada y salgo contento, me subo a la moto pensando en la pereza de hora que me espera pedaleando en la elíptica; giro el contacto... y nada. No se enciende ni una lucecita triste. Me dejé las luces puestas todo el día y se ha chupado hasta el ultimo voltio. Recuerdo mis años de ciclomotero e intento arrancar la moto empujando. Hago el patán por un buen tramo de la Gran Vía barcelonesa hasta que consigo que casi arranque y paralelamente consigo casi-ostiarme y casi-destrozar la moto. Como sólo son casis, aparco donde puedo y saco mi móvil para llamar a la grúa.

Sin batería. ¿la moto? No, el móvil. Bueno, la moto también, claro. En resumidas cuentas, que no puedo llamar a la grúa. No me queda más remedio que desandar el camino a la oficina, personarme de nuevo allí sudado y rojo como un cochino en sanmartín, abrir la puerta del despacho y llamar desde el fijo al seguro. Le digo a la chica que tenga en cuenta que no llevo móvil, le deletreo el sitio exacto en el que tengo la moto aparcada y hasta hago que me lo repita, y voy de nuevo para allá.

Pasa la media hora de rigor y allí no aparece ni el tato. A los minutos oigo una voz lejana que me llama. Es el jefe. Que dice que el de la grúa me está buscando. Me quedo un poco pasmado. A lo lejos veo una furgo que podría ser; me acerco a ella y bingo. Me dice el tipo que ha estado llamando, pero que no le han dado móvil, y por tanto ha llamado a la oficina, el jefe ha cogido el recado y ha salido a la calle a ver si me encontraba y me decía que el de la grúa me busca. Parece ser que la chica no le ha dado bien la dirección.

Son las 19:40 y es poco probable que lleguemos a tiempo de encontrar el taller abierto. Dejar la moto en la calle me gusta entre poco y nada y el tipo me ofrece intentar arrancar la moto empujándola. En un principio me parece una idea mala por la experiencia propia, pero como es él el que empuja me animo. Después de hacer el pardillo un rato calle arriba y calle abajo conseguimos que arranque. Le agradezco el soplo de vida que me ha dado a costa de quedarse sin resuello y me vuelvo a casa. 20 minutos debería llegar para recargar la batería. Por si acaso me doy una vuelta de media hora, más no puedo porque para acabar de arreglarlo estoy en reserva y corro el riesgo de quedarme tirado; tampoco puedo ir a la gasolinera porque hay que apagar la moto para repostar.

30 minutos deberían llegar, pero no llegan. Frente a la puerta del garaje apago el motor e intento volver a encenderlo sin éxito. Recuerdo, la última vez que dejé seca la batería del coche, que ni con un trayecto de una hora conseguí que luego arrancara (sí, soy aficionado a dejarme luces encendidas).

Así que me quedo sin gimnasio hoy, también mañana, día en el que me tocará hacer encaje de bolillos para que la niña vaya al cole, yo al curro, llevar la moto al taller y con suerte recogerla a la noche o al día siguiente.

¡Ah! y al llegar a casa mi mujer dice que ha hecho la cena, que ha preparado pollo lechuga y demás para hacer unas pitas. Yo que pensaba meterme en la cama sin cenar como castigo... pues me como dos. Me ducho, acuesto a la niña, se duerme pronto y salgo por inspiración divina a buscar el cargador del móvil para que no me pase lo mismo mañana. Como no se dónde tengo ni mi mano derecha tardo tanto en encontrar el cargador que me desvelo, me voy al ordenata, me preparo un café con leche (entera, pues no tengo otra ) y me como unas almendras. Por cierto, el cargador del móvil lo encontré en el bolsillo de mi chaqueta, con lo que podría haber cargado el teléfono en el curro durante la jornada.

Como veréis, soy gordo porque los dioses me complican la vida y me someten a torturas para que siga siendo obeso. Me impiden ir al gimnasio y me obligan a comer manjares. Y por eso mismo soy cabrón. Por que no hay nada que dé más rabia que ver como todo tus planes se desmoronan uno tras otro y encima por culpa de uno mismo.

Este fin de semana tengo dos cumpleaños y una calçotada.

De perdidos al río.

From lost to the river, que dirían los anglosajones.

El que haya leído hasta aquí es que tiene moral. Como curiosidad... ¿cuánto tiempo te ha llevado?

19 comentarios:

  1. Vaya día! Todos hemos vivido una jornada como esta alguna vez y llega un punto en el que dan ganas de matar a alguien, o hacer de Michael Douglas en "Un día de furia".
    ¡Genial post! (Aunque sea a costa de una desgracia tras otra)

    Un saludo.

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  2. No hay nada como vivir en un pueblo Vix.

    Disfruta de la calçotada!! La semana que viene ya lo remediarás :)

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  3. Hola, no creas q lleva tanto tiempo leerlo, unos 5 minutillos jajajajaja. Aqui contado parece hasta gracioso, pero me imagino el humor q tenías en su momento...saludos

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  4. 4 minutitos jejeje...

    Hay dias que es mejor no levantarse....

    Un abrazo
    David

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  5. Hola, te saluda uno con moral que ha estado bastantes días desconectado... y de sopetón me he encontrado tu comentario quijotesco!!!
    Bueno, los ingleses también dirían: "Hoy es uno de esos días", que sí, que cuando viene torcida no hay quien lo enderece.
    Bueno, lo importante que estás bien y dos cosillas que me han llamado la atención:
    El jefe que ha bajado a avisarte y la calçotada (hummmm que rico!)

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  6. ja,ja, unos 4 minutos. Vaya dia. El proximo dia que vayas al gimnasio acuerdate de este dia y veras que fuerte iras. Madre mia. Por suerte este tipo de entradas en tu blog no son habituales, asi que estas bien.
    Suerte.

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  7. Día pasado, día pisado (?)

    Tiempo: 3 a 4 minutos, entre risas te diré

    Un abrazo y a cruzar esa delgada línea roja de los -40 kg!!!

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  8. Ni modo,son cosas que pasan,al leerte me acorde de una estupidez que me pasó,pues resulta que llego del trabajo un día a casa,no hay nadie,no ando llaves,y como la situacion esta tan peligrosa tuve la "brillante idea" de tirar mi cartera al patio,escondidita,y pense,si viene un asaltante yo no tengo nada que me roben,la sorpresa es que despues me acorde que si andaba llaves!! pero la cartera ya estaba adentro y no podia sacarla,osea que por puro gusto me quede parada en la calle hasta que llego algien a la casa,jajajaja

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  9. FELICITACIONES por la fuerza de voluntad, y gracias por ser ese gotita que le faltaba al vaso de mi inspiración.

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  10. muchas gracias a todos. pero que majos sois!

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  11. ummms no me parado a contarlo jajajaja y tampoco se de k te sorprendes, de jornadas de estas ya as tenido otras, o sino acuerdate de lo de la tienda d telefonos, y moto fastidiada y cosas varias...
    besos

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  12. si chica, esto es el pan mío de cada día.

    he tenido rachas de las echarse a llorar.

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  13. five minutes, es q tenia minimizados unos videos del youtube :)

    los dioses conspiran contra ti, pues conspira tu contra ellos

    saludos

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  14. bueno, mira tu has tenido un mal día y a cambio nos has hecho pasar un buen rato. Menuda historia!

    Ni vi el reloj. Seguro que entre el stress y la mala leche que se te tuvo que poner también quemaste algo. No se consuela el que no puede.

    un abrazo

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  15. Cuñaooooo yo como cada día he leido lo q escribes, y sabes...q con lo de intentar hacer arramncar la moto calle arriba calle abajo, tb te sirve de ejercicio!
    y en cuanto a los cumples y la calçotada te diré..q aproveches, q yo q te veo mucho, t digo q estás hecho un pincel!
    Quien te ha visto y quien te ve!
    Enhorabuena por tus sacrificios y tus kilos d menos!!
    Nos vemos

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  16. que arte mas grande jaja
    no se te ocurra montar un circo que te pueden crecer los enanos
    animo

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  17. Yo me acuerdo de una vez que al coger la moto en el aparcamiento del aeropuerto, la moví para ver si tenía gasolina. Y pareció que había. Pero a los escasos 2 kilómetros se paró seca. Tuvo que venir al rescate mi "brother" con gasolina en una botella. Y claro, la zona de espera fue chunga al igual que la hora.
    Y respecto a lo de arrancar una moto de 180 kilos empujando y saltando encima poniendo primera como si de un ciclomotor se tratase....la última y única vez que lo hice (digo única porque jamás lo volveré a repetir), entrada la primera marcha y mi culo aun no acomodado en el asiento. La moto se freno en seco, todo el peso se ladeo a la derecha, y me dí una real "galleta" contra en suelo. Carrera empujando 15 segundos. Saltar encima de la moto corriendo 2 segundos. Meter primera + frenazo de moto + caída moto y motorista + levantarme como Lázaro + mirar si alguien me vio 1 segundo (si es que no viajé en el tiempo para evitar hacer el capullo).

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  18. la fatalidad me persigue... es mi sino

    lo que si es cierto es que cuando te ostias con la moto haciendo el memo en medio de las ramblas de barcelona u otros lugar público (por ejemplo a mi me pasó con la gs500, por salir con la pitón puesta) una fuerza sobrehumana recorre tus músculos y te hace capaz de levantarla en una micronésima de segundo, aunque pese 200 kilazos.

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